lunes, 26 de septiembre de 2011

Triatlón de Punta Umbría... no he sido pez en el agua.

Lo tenía claro... tenía que bajar la marca del Triatlón de Estepona.

25 de septiembre, domingo, hace fresquito a primera hora de la mañana. Mi mujer y yo nos hemos levantado tempranito, hoy participo en el XI Triatlón de Punta Umbría (Huelva) y ella como siempre... a mi lado. Que grande es la joía!!

Solamente es mi segundo triatlón y no estoy tan nervioso como la primera vez en Estepona. Quizá la experiencia de cuando competía en moto, hace que controle este tipo de situaciones. Estoy mucho más tranquilo, pero sin embargo hay algo que me preocupa, la natación. Septiembre es un mes malo para las piscinas en la zona donde yo vivo, y cierran todas para empezar la nueva temporada, así que un mes es lo que he estado sin nadar. Con solo 3000 metros repartidos en 2 días (gracias a mi entrenador por buscarme la piscina), no podía aspirar a más en Punta Umbría. Estaba claro, había que terminar la natación lo mejor posible, para afrontar las siguientes transiciones.

Natación (750 m.)

Me voy trotando hacia la zona de salida en la playa, estiramientos, me meto en el agua a nadar un poco. Esto está listo... ya mismo estoy dándolo todo. En la linea de salida no puede faltar acordarse de los de siempre, y como es habitual mi rezo antes de empezar, va por ellos dos. Mi mami y mi Iñigo, siempre vienen conmigo.

Salida!! Me lanzo al agua como un caballo desbocao. Aprendí en Estepona que lo de "maricón el último" va en serio, así que ya no hay miedo por estar ahí delante buscando hueco como los demás. La playa de Punta Umbría no es muy profunda al principio, por lo que estamos más de lo habitual "corriendo en el agua". Llega el momento de zambullirse... comienza la natación.

150 metros... esa triste distancia duró mi satisfación de ir en los puestos de "cabeza", calculo entre los 75 primeros. A partir de ahí empezó a pasarme gente por todos lados... que calvario. No me quedó otra que gritarle mentamente a mi angel nadador, buscando su apoyo desde el cielo (él si que era un pez en el agua), tenía que manterner el ritmo e ir avanzando metros, lo máximo y mejor posible, habia que aguantar.

22'30" marcaba mi crono en el momento de pisar la orilla (4' más que en Estepona. Aquí también hemos nadado más distancia por error de medición. Se calcula que unos 850-900 m. ha sido el total de la prueba). Ahora mismo iba por debajo de mi objetivo, no estoy en tiempo de superar mi primer triatlón. Salgo refunfuñando del agua... pero no pierdo la confianza ni la esperanza.

Una subida me lleva a la zona de boxes... mi pequeña de carbono me está esperando impaciente.

Bicicleta (20 kms.)

Transición rápida. Suelto gorro y gafas de natación, me pongo las de sol, el casco, el dorsal, agarro la bici... empieza el pedaleo. Los 3 primeros kilómetros los hago solo, no tengo a nadie relativamente cerca por delante y el pequeño viento que sopla de cara me impide acercarme a ellos. De repente me adelantan dos personas (chico y chica). La chica, con la que casualmente habíamos coincidido en una área de servicio de la autopista, mira hacia atrás y me hace gestos para que me pegue a su rueda y así lo hago. Vamos durante un tiempo los 3 solos, tirando, hasta que de repente un grupo de 10 personas nos da caza. Lógicamente nos pegamos a ellos. El grupo se convierte en 13 unidades. 13 bicicletas tirando a un buen ritmo, con puntas de llaneo de hasta 42 km/h. Dando relevos, agachados, que ritmazo... estaba disfrutando de lo lindo. Momentos como ese, son los que hacen que el sufrimiento de un triatlón, pase a segundo plano. Te olvidas si te duelen las piernas, si has sufrido nadando y dejas de pensar en lo que te queda aún... solo sientes que estás gozando.

A falta de aprox. 1 km. para la siguiente transición, pienso que lo mejor es ponerme en la cabeza del grupo en plan valiente. Lo consigo!!, me pongo a rueda del primero y ahora somos los dos los que tiramos de los 11 restantes!!! La idea, era colocarme delante para llegar lo más adelantado posible a la transición, y conseguir así entrar limpiamente en la zona de boxes, evitando la aglomeración de las 13 unidades. De hecho, cuando me descalzo, al bajarme de la bici justo en la línea donde los jueces indican que hay que hacerlo, una bici me golpeó lateralmente. Sin mayor problema me pongo a correr bici en mano, entro en la zona de boxes, la dejo en su sitio, me quito el casco, me pongo las zapatillas... y a correr!!

Miro el crono, sorprendentemente llevo 57'... voy 3' por debajo de mi tiempo de Estepona. El ritmo de bici ha sido buenísimo. Estoy "batiendo mi record". La carrera a pie promete.

Carrera a pie (5 kms.)

Feliz y contento inicio mi transición a pie. Voy por debajo del tiempo, si mantengo el ritmo de Estepona, conseguiré mi objetivo.

Me pongo a correr, llevo un buen ritmo, lo noto. Se nota que estoy más fatigado que en mi primer triatlon y que estoy apretando más. No gasto bromas por el camino, no busco a mi mujer para saludarla, solo tengo fuerzas para tirar, tirar, tirar, tirar, tirar... concentrarme en lo que estoy haciendo. Son dos vueltas a un circuito de 2,5 kms. A mitad del circuito está mi entrenador (José María Merchán), solo, debajo de un arbol, observando la carrera. Sus consejos y palabras de ánimo a mi paso, incrementan mi ritmo, "vas de puta madre" me dice.

Cuando completo la primera vuelta miro el crono, mi satisfacción al ver el tiempo que llevo me hace apretar más. "Si mantienes este ritmo, cumples el objetivo sobrao", es la frase que ronda mi cabeza en ese momento. Aprieto los dientes, quedan 2 kms. Aquí el esfuerzo ya se nota, y para colmo hay que apretar más.. nada de mariconadas. Vuelvo a pasar por delante de mi entrenador: "Baja los brazos!!! Adelanta el cuerpo!!! Visualiza un objetivo!!!" - me grita animándome. Así lo hago. El cabrón sabe de esto. Al poner en ese momento en práctica sus 3 consejos, la zancada se hace más grande.

Ultima curva, larga recta final, veo la meta, miro el crono.. "aprieta coño aprieta, que bajas de 1h17'... vamos!!".  Acompañado de otro corredor, aumentamos bastante el ritmo los últimos 500 metros... mi momento de gloria está muy cerca.

Me da por mirar a la izquierda, a la grada. Allí estaba de pie con su blackberry en la mano, una morenaza haciendo fotos... mi mujer. Puedo sonreirle, tirarle un besazo... 25 metros... me santiguo, le doy las gracias a los dos que se vinieron nadando conmigo al principio, les tiro su beso al cielo... 1h16'41"... mis cojones han rebajado 5'03" mi tiempo de Estepona y con el crono oficial en la mano, la carrera a pie la he llevado a ritmo de 3'50" el km.

Puesto 171º de la general... 107º de mi categoría (350 inscritos). Desastroso en natación, satisfecho en bicicleta, orgulloso en la carrea a pie...

Próxima cita... 9 de octubre, Triatlón de Málaga.


Gracias a mi mujer, mi familia, mi entrenador Jose María Merchán, OFSport (www.ofsport.es), a mis amigos, a mis compañeros de trabajo y a todas las personas que confían en mí.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mami, que cabrona eres.

"Jose, mamá está muy malita. Está ingresada en Reina Sofía, le ha dado un infarto"... como iba yo a pensar en ese momento, que jamás volvería a ver a mi madre viva.

8 de febrero de 2007, jueves. Recuerdo que era mi día libre. Mi mujer trabaja durante todo el día en esas fechas, por lo que comí tempranito y me fuí a la base a entrenar. Esa tarde no me llevé el móvil a correr. Al regresar y abrir mi taquilla, ahí estaba mi teléfono indicando varias llamadas perdidas de mi padre. Llamada fatídica que nunca hubiese querido recibir. Desde ese mismo momento hasta que llegué a Córdoba en coche, no recuerdo absolutamente nada. Tengo un pequeño "vacío" mental desde las 16.30 del jueves día 8, hasta las 23.30 del viernes día 9, momento en el cual, el Doctor, nos certifica a mi padre, mi hermana y a mi, la muerte de "la Angelita". Imágenes de mi madre en la UCI y del pasillo del hospital con esa ventana al fondo en la izquierda, es lo único que queda en mi mente de esos dos días, que sumados a un largo día de tanatorio y otro de sepultura, marcarán unos de los 4 peores días de mi vida.

"La Angelita", que puedo contar de ella. Siempre se salía con la suya la cabrona (asi nos dirigíamos el uno al otro en ciertas ocaciones, cabrón y cabrona, nos encantaba). Desde su sillón, con un teléfono en la mano... era capaz de controlar el mundo. Era la persona ideal para solucionarte ese problema que jamás pudiste resolver, eso sí, desde su sillón y con el teléfono. Si te faltaba algo, no te preocupes, que te lo arreglaba para que en pocos minutos lo tuvieses... desde su sillón y con el teléfono. ¿Las mejores vacaciones que puedas pasar? ella las organizaba... desde su sillón y con el teléfono. Que crack. La cabrona tenía que marcar los números con las yemas de los dedos, porque sus largas y preciosas uñas de porcelana (las cuales cuidaba varias veces al mes), no le permitían hacerlo de otra forma. Se me viene un recuerdo que me contó mi padre a la mente... a la persona que realizó su admisión (administrativa) en el hospital segundos antes del infarto, le estaba enseñando sus uñas de porcelana. Injusta vida... mira bien mis uñas porque dentro de 10 segundos voy a morirme (debió pensar su subconsciente en ese momento).

A la hora de salir, no eras tú capaz de ver a otra mujer más conjuntada que "la Angelita". ¿Qué el bolso era rojo?... pendientes rojos, pulseras rojas, botas de taconazo rojas, abanico rojo... digna de observar. Los 62 añazos mejores cumplidos de la historia, y lo digo como persona, no como hijo. Quien la conoció sabe que tengo razón. A toda esa belleza exterior, sumadle la interior... que era la que verdaderamente la engrandecía.

Mami, te fuiste sin avisar. No me dijiste adiós. Llevaba desde enero sin verte. Quedaban muchas cosas por compartir. Me pesa que no hayas disfrutado de tu nuera... otra cabrona como tú. Me pesa que no me llevases del brazo en mi boda (aunque quien tomó el relevo ese día, lo hizo genial, y orgullosísimo que estoy). Me pesa que no estés disfrutando de tu bisnieto. Me pesa todo sin tí.... me pesa que te hayas ido.

Estás conmigo, lo se... y no me dejes nunca.Te quiero cabrona.

domingo, 21 de agosto de 2011

Objetivo cumplido

8.20 horas. Zona de boxes. Bici colocada en su lugar, casco, gafas, zapatillas, dorsal, todo el material preparado para recibirme en cada una de las transiciones. Estoy listo para la salida, pero aún quedan 40 largos minutos de espera... la bocina sonará a las 9.00 h.

Me dirijo hacia la playa junto con mi entrenador y mis compis de prueba. Trotamos un poco, hacemos ejercicios de movilidad articular, nos vamos al agua a calentar nadando. Ya queda menos. Estoy de los nervios. Llegan los técnicos de la federación. Nos colocamos detrás de la línea de salida. 360 almas amantes del triatlón están dispuestas a dejarse la piel en el intento. Falta poco. Toca santiguarse, mirar al cielo: "mami, Iñi... va por vosotros". Listos.. ya!!! suena la bocina... al agua!!!

Un fuerte oleaje hace que la entrada al mar, y posteriormente la salida, haya sido especialmente dura. Patadas, codazos, puñetazos, son síntomas de un "sálvase quien pueda" o "mariquita el último". Así transcurrieron los 100 primeros metros de la prueba. LLego a la primera boya, embudo, giro a la izquierda, ahora toca nadar "recto" paralelo a la orilla. El oleaje en este tramo se nota algo menos, pero puedo sentir el vaivén de mi cuerpo cada vez que me atravesaba lateralmente una ola. No se me hace muy largo este tramo, estoy disfrutando. Levanto la cabeza, la boya final está ahí... la natación está casi culminada. Giro a la izquierda y aquí viene el peor tramo. Intentar salir del agua con este oleaje. Notaba como la ola a la vez que me elevaba, me succionaba de nuevo "hacia atrás", que largo se ha hecho. Por fin pongo pié en tierra. Una marea de gente nos aplaude y anima... esto mola.

Aproximadamente 150 metros separan la orilla del mar de mi bicicleta. Llego a la zona de boxes. Corro hacia mi lugar. Veo una gran cantidad de bicicletas aún "aparcadas". Me animo yo mismo: "vamos Albertito, que toda esta gente aún está detrás tuya". Me asombro, pues son bastantes. Llego a mi bici, gorro y gafas de natación fuera. Me coloco las de sol, el casco, agarro la bici y junto a ella salgo corriendo. Un juez indica el lugar donde ya podemos subirnos, así lo hago. Doy un pequeño salto, coloco los pies en mis zapatillas, pedaleo, comienza una nueva aventura.

Ya habia reconocido el terreno anteriormente junto a mi mujer en el coche. No iba a ser fácil. Menudo repecho de kilómetro y medio nos esperaba. Era un circuito de 5 kms. al que teníamos que darle 4 vueltas, por lo que esa "cuestecita" me esperaba con los brazos abiertos en varias ocasiones. Al final todo salió bien y mis piernas han podido con ella. Mi mujer, que se encontraba en la curva de entrada a meta de bici, me animaba en cada vuelta. Se agradece muchísimo.

Última vuelta. A pocos metros del final saco los pies de las zapatillas. Pedaleo con ellos fuera. Otro juez indica donde debemos saltar de la bici. Levanto la pierna derecha, me apoyo en la izquierda, doy un pequeño salto y empiezo a correr con la bici a mi lado. Queda lo más duro, quizá porque es donde más fuerte estoy ahora mismo, la carrera a pie.

Llego a mi lugar en boxes, suelto la bici, me quito el casco, meto los pies en mis zapatillas y a correr!!! la transición ha sido rápida, visto y no visto. Los primeros metros son duros al bajarte de la bici y comenzar con la carrera. No se mueven los mismos músculos en cada una de las disciplinas, por lo que eso pasa factura al principio. Pasa 1 minuto y ya acaba todo, ahora toca apretar los dientes. Comienza la carrera a pie.

El paseo marítimo está lleno de gente aplaudiendo. Eso te lleva en volandas. He disfrutado como un enano en este tramo. 5 kms que perfectamente podian haber sido 10, no hubiese tenido problema en terminarlos. Mi mentalidad de pasarlo bien y disfrutar de esta primera vez, me ha pasado factura y podía haberla hecho más rápida... 4.07 min/km de media y gastando bromas con el público, es la prueba.

Falta poco, veo la meta. Esto se acaba. Aprieto un poco los dientes. LLego al arco de llegada, toca santiguarse de nuevo, mismo mensaje para los de "ahí arriba", miro al cielo, lanzo un beso, se acabó... 1 h. 21' 45". Puesto 189º de 316º finalizados. Mi primer triatlón ha sido un éxito. Quiero más.



P.D. Gracias a Rubén Bravo Zuñiga, a Jose María Merchán Illanes, a OFSport, a mi mujer, a mi familia, y a mis compañeros y amigos que apuestan por mi.




viernes, 19 de agosto de 2011

Que poquito queda

Me falta un día para debutar en mi primer triatlón. Estoy nervioso. El imaginarme a pie de playa con el neopreno puesto en espera de que se produzca la salida, hace que en mi estómago se produzca una sensación de cosquilleo agradable. Todo ese nervio, ese cosquilleo, se compensa con la seguridad de que voy a hacerlo bien. Voy preparado para, sufriendo, hacerlo lo mejor posible. Marcar ese tiempo que me he propuesto, disfrutar de la carrera, sentir esa combinación de modalidades... nadar, pedalear, correr.

Llevo un tiempo preparándolo, y quiero dar las gracias a Rubén Bravo por iniciarme en los entrenamientos y a Jose María Merchán, que ha cogido "el relevo" de entrenador. Son las personas que han conseguido o están consiguiendo, que mi entrenamiento cada día sea más duro y más competitivo, y que hacen a diario que me esté apasionando este deporte.

Quiero dedicar este Triatlon a mi madre y a mi amigo Iñigo. "Terrenalmente" se lo dedico a mi mujer, que me acompaña y apoya en todo lo que hago, y que es "la ayudante" del triatleta el próximo domingo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Tú tienes la culpa

21 de enero de 2010... una noche que cambió la vida de muchas personas.

Ese jueves te fuiste. Te marchaste haciendo lo que más te gustaba. Fuiste partícipe del tremendo vacío que has dejado en muchas personas. El agua, que tanto te gustaba surcar a nado con tus largas palas, fue la que te arropó para despedirte. Estuviste en sus brazos unos días. Ella quería disfrutar de tí igual que tú lo hacías de ella. Atracción mutua.

Tienes la culpa (bendita culpa) de que me preocupe más de los míos y más allegados, de que haya visto la vida de otra manera y hoy esté felizmente casado con mi esposa, de que valore más un te quiero, una sonrisa, una caricia. Tienes la culpa de mi nuevo reto, el triatlón. Tienes la culpa de que te recuerde a diario. Tienes la culpa de que cada noche, después de besar la foto de mis padres y recordar a mi madre que está contigo, te mande un beso a tí. Tienes la culpa de que tu foto esté colgada en el tablón de uno de mis dormitorios. Tienes la culpa de que tu cantimplora esté en mi taquilla. Tienes la culpa de que tus mallas deportivas largas, estén en mi cajón (gracias Ra). Tienes la culpa de que cada km. que recorro entrenando a pie, en bici, nadando, vengas conmigo. Eres culpable de que cada día que pasa, más te eche de menos.

Te quiero amigo.