lunes, 21 de mayo de 2012

¿Es duro un triatlón olímpico?

Lo estás dando todo durante 1500 metros de natación, seguidamente te exprimes en 40 kms. de bicicleta y después corres lo más rápido posible durante 10 kms. más... contéstate tú mismo: "¿es duro un triatlón olímpico?"

Cuando por culpa de mi amigo Iñigo comencé a "jugar" a esto de la combinación de varios deportes, nunca pensé que iba a conseguir lo que estoy consiguiendo. Quizá para algunos, ganar un triatlón sea pan comido, para mi el pan comido es terminarlo e intentar siempre que el último resultado conseguido, sea mejor que el anterior. 

Hacer el XVI Triatlón de Sevilla en distancia olímpica fue idea de mi entrenador Jose María Merchán, cuando me lo propuso me quedé boquiabierto y mi respuesta fue: "tú estás loco, como voy yo a hacer un olímpico!!".  Pero el loco fuí yo, que a los 3 días me estaba inscribiendo en esa categoría.


La natación, dentro de mis mediocres marcas, es mi punto débil. Era la parte de la carrera que más me preocupaba, o mejor dicho, la que más nervioso me ponía. La bicicleta y la carrera a pie, más lento o más rápido, sabría que no habria problema con ellas. Pero la experiencia me ha demostrado que aquí 2+2, no siempre no son 4.

Natación

Cuando llegué a la orilla, fijé mi mirada en el río y su circuito. Lo primero que pensé fue que no era para tanto, 2 vueltas a ese circuito no iba a ser tan difícil. El miedo desapareció por completo, quizá la confianza de saber que lo haría bien, me tenía tranquilo. Había que lanzarse al agua desde el pantalán, dar una vuelta completa, volver a subirse a él y lanzarse de nuevo para completar la 2ª vuelta.

Llaman por megafonía a los participantes, el pellizco aparece en el estómago. Como siempre y como ya sabéis, hay dos personas que siempre vienen conmigo, mi mami y mi amigo Iñigo. Rezo rápidamente mientras ando, lanzo mi beso al cielo, me encuentro con mi entrenador, le pido la mano, eso me anima... ya estoy en el pantalán, al agua!!.

La primera vuelta la terminé en unos 15', la segunda, por el cansancio acumulado, en aprox. 18'. Total: 33', una barbaridad. Lo positivo, que mi ritmo ha mejorado respecto a competiciones anteriores, teniendo en cuenta además que esta distancia es más larga, el doble. Lo negativo, sigo siendo lento. Queda mucho trabajo por hacer.... y lo haré.

Bicicleta

Poco que contar aquí. Encontré un grupo, quizá un pelín lento para mi, pero era lo que había. Escaparse era complicado, había muchas zonas donde el aire soplaba en contra, y luchar contra el viento en la soledad, es bastante duro. El respeto a la nueva distancia no me permitía hacer locuras, y decidí aguantar con ellos. Como siempre, disfruté de lo lindo rodando en grupo, es divertidísimo.

Un pequeño detalle que debo nombrar de este tramo, fue la hidratación. "Estrené gasoil" nuevo (sales minerales, no sean mal pensados) y tenía un sabor un poco raro, no fui capaz de beberme el bote entero (500 ml) en los 40 kms. de recorrido. Cada sorbo que daba me sentaba fatal, tanto de sabor como en el estómago. Pero bueno, había que hidratarse y suponía que ese era el sabor correcto.

Carrera a pie

Es la disciplina que mejor se me da de las tres. Llego a la transición, dejo la bici, el casco, las gafas, me pongo las zapatillas y comienzo a correr. Miro el crono y el tiempo que veo es bueno para mi. El cálculo mental que hago en ese momento, me indica que si todo sale bien, mi crono final rondará las 2h25'-2h26'. Me pongo muy contento... pero una pequeña sorpresa, que para eso se llama sorpresa, iba a aparecer de repente.

Nada más comenzar a correr, llevaría unos 200 metros desde la transición, aparece el primer punto de avituallamiento líquido. Tomo un pequeño vaso de agua con la mano y le doy el primer sorbo. No me sabe a gloria como siempre, cae de mala forma en el estómago. Algo no va bien.

De repente, mi cuerpo no tira, la barriga la tengo hinchada y me da punzadas el estómago al correr. Tengo que bajar mi ritmo y me pongo a 4'45" (un ritmo lento para mi). Hago de tripas corazón y sigo corriendo como puedo.

El circuito de carrera a pie consistía en un tramo de recta largo que nos llevaba al parque del Alamillo donde allí teníamos que dar 3 vueltas y media a un circuito mas o menos circular. 

Llego al parque y me dispongo a dar la primera vuelta. No puedo tirar. Las punzadas en el estómago son mayores. El GPS me indica que voy a 5'05". Voy parado. Tengo que admitir que se me pasa por la cabeza retirarme, pero mi amor propio y la presencia como espectadoras de excepción de mi mujer, mi suegra y de mi amiga Raquel (la mujer de Iñigo), hacen que esa absurda idea salga rápidamente de mi cabeza. Había que terminar la carrera sea como sea, por mi, por ellas y por los que no están, mi mami y mi Iñi, que para eso este triatlón estaba especialmente dedicado a ellos. Pero no termina ni la mitad de la primera vuelta cuando tengo que pararme y ponerme a andar. La impotencia en ese momento es increíble, no os lo podéis imaginar.

Me tiro un buen rato andando. Había que terminar, había que terminar, había que terminar, había que terminar... esa frase multiplicada por 60-80 veces más, se pasaba en esos momentos por mi cabeza. Me siento un poco mejor y decido empezar a trotar. Se calma el dolor y empiezo a coger ritmo. Entre la ausencia momentánea de esa punzada y el buen ritmo que llevo empiezo a animarme: "ahora si soy yo, este es mi ritmo". Me pongo a 3'45" y mantengo un buen rato, para luego bajarlo  algo y rondar los 4'00" el km. Cada vez que paso por un avituallamiento no se me ocurre coger líquido, todo lo que bebo sienta mal. (Un dato a tener en cuenta, es que no pude beber nada hasta pasadas 2 horas desde la finalización de la carrera).

Llega el tramo final de carrera, recta de meta. Cual es mi sorpresa que justo 10 metros antes de la línea de llegada, en la valla, me encuentro apoyadas aplaudiendo a mi mujer, a la madre que la parió, a Raquel, a Pablo y a Claudia. La participación en esta distancia estaba especialmente dedicada a mi amigo Iñigo, y tener allí a su mujer, a su hija y a su sobrino viéndome cruzar la meta, me puso los pelos de punta, así que tuve que pararme y dar uno de los besos y abrazos más emotivos y especiales que uno puede dar en su vida. Ese beso y ese abrazo, era como si en ese momento se lo estuviese dando a él. Y es que el muy cabrón (lo siento), está todos los días en mi cabeza.

Consigo terminar la carrera. El sufrimiento fue increíble, pero la satisfacción indescriptible (mi cara de la foto recién terminado, lo dice todo). Tiempo final 2h32'. Posición 241º de 340 finalizados (450 inscritos). Crono más que aceptable para mí, pero lejos de lo que podía haber sido.

Dedicado a mi madre y a Iñigo, mis ángeles de la guarda. A mi mujer, mi pequeña atleta que siempre está ahí... a mi padre y a toda mi familia carnal y política, por poder disfrutar de ellos en vida. A Raquel por su presencia en la carrera animando, y por hacerme sentir importante en su vida. A todos mis amigos y compañeros de trabajo que siguen confiando en mi, y a mi entrenador José María Merchán, sin él desde luego que no estaría donde estoy ahora.

Dar las gracias a Victor "DIOS" Romera por las excelentes fotos que me hizo.




"En el próximo olímpico de Sevilla, tengo que bajar de 2h 20min"... ¿Es duro un triatlón olímpico?

3 comentarios:

  1. Eres todo un campeón!!! Da igual la posición o el tiempo, has demostrado que cuando quieres algo de verdad se consigue con esfuerzo y con amor. Un beso

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